lunes, 7 de diciembre de 2009

La viga en el ojo de la Iglesia Católica respecto de los Derechos del Hombre


Se trata de actuar con hechos, no solo de cuestiones de leyes que quedan en el papel; se trata no solo con lanzar gritos en la calle, sino de hacer efectivos esos derechos cuando sentimos el hambre de tantos hermanos nuestros...


Palabras del Arzobispo Primado de México, Cardenal Norberto Rivera Carrera, a lo que se debería agregar: se trata, al menos, que la Iglesia empezara con firmar la Declaración Universal de los Derechos del Hombre y suscribir distintos cuerpos legales que la desarrollan ya que:

  1. La Santa Sede no ha ratificado ninguna de las convenciones sobre la supresión de las discriminaciones basadas en la sexualidad, la enseñanza, el empleo y la profesión.
  2. La Santa Sede no ha ratificado ninguna de las convenciones sobre la protección de los pueblos indígenas, los derechos de los trabajadores, los derechos de las mujeres, la defensa de la familia y el matrimonio.
  3. La Santa Sede no ha ratificado ninguna de las convenciones contra los genocidios, los crímenes de guerra, los crímenes contra la humanidad o contra el apartheid.
  4. La Santa Sede no ha ratificado ninguna de las convenciones que se refieren a la supresión de la esclavitud o los trabajos forzados.
  5. La Santa Sede no ha ratificado ninguna de las convenciones que prohíben la tortura y la pena de muerte.
  6. La Santa Sede únicamente ha firmado 10 de las aproximadas 103 convenciones sobre derechos humanos.
Y, la Santa Sede sostiene que "... no se puede apelar a los derechos humanos para oponerse a las intervenciones del Magisterio..." de conformidad con Instrucción sobre la vocación eclesial del teólogo emitido por la Congregación para la Doctrina de la Fe de mayo de 1990, en el número 36 de dicho documento.

Y, La Santa Sede reafirma lo anterior al mantener y no refutar que "... no nos inclinaremos ante ninguna regla que nos obligue a bendecir asociaciones sexuales inmorales, a tratarlas como matrimonios o sus equivalentes, o que nos impida proclamar la verdad, como la conocemos, sobre la moralidad, el matrimonio y la familia." según la Declaración de Manhattan del 20 de noviembre del 2009...

¿Son estas personas quienes tienen la defachatez de hablar e instruir sobre Derechos Humanos...? ja, triste y absurdo, pero como bien lo mencionan: defienden SU verdad, como la conocen, sin importar que dicha verdad NO es absoluta y, por lo tanto, tampoco aplicable a todos.

Citando su propio manual:
Hipócrita, saca primero la viga de tu ojo, y entonces verás claro para sacar la paja del ojo de tu hermano.
Mateo 7:5

Fuente de los datos sobre convenciones no suscritas: http://www.europalaica.com/colaboraciones/anteriores/movellan4.htm

4 comentarios:

Minerva dijo...

En los temas fundamentales para una justa convivencia social, la iglesia nunca se ha querido comprometer, pues afecta intereses de los grupos de poder.
Un saludo.

Jack Astron dijo...

Tarde o temprano, el Vaticano reabrirá sus puertas como un museo.

Sólo entonces lo visitaré.

Pablo Hernández Pérez dijo...

Con tu permiso, me uno al grupo de lectores de este blog. Y ya de paso dejo mi opinión:

¡Qué hipócrita es la Santa Sede! Y pretenden ser los amos de la moral, cuando lo cierto es que las Constituciones democráticas han alcanzado la madurez sólo después de que sus gobiernos rompieran muchos de los hilos que les unían a la Iglesia Católica, y gracias a la lucha que filósofos, científicos, librepensadores, humanistas y personas decididas entablaron en el pasado con los viejos poderes religiosos y políticos. Se han establecido nuevos valores y derechos representados, por ejemplo, por la Declaración de Derechos Humanos o el Sufragio Universal, o por la consolidación de organizaciones no gubernamentales como Greenpeace o Médicos del Mundo. Parece poco viable que estas manifestaciones morales hubiesen logrado consolidarse si los viejos poderes religiosos (la Iglesia católica de nuevo), obsesionados con monopolizar el concepto de lo bueno y de los malo, siguieran ostentando el poder que, afortunadamente, han perdido gradualmente en el último siglo.

Saludos.

Boya! dijo...

Definitivamente de acuerdo contigo y con Pablo.

Es como si se amparará y fuera totalmente permisible la existencia de la discriminación siempre y cuando se la acobije bajo la palabra "religión".

Al diablo con la igualdad de derechos y la libertad de ideas, esta gente se lo lleva todo por delante y aún así cuentan con millones de seguidores que pocas veces se paran a pensar en esto...

Es simple y pura aplicación de la regla de oro.