Algunas veces (pocas por cierto) es refrescante leer una opinión en un matutino que exponga correctamente, sin tapujos ni censuras, las ideas como deben ser. Hoy en el diario Siglo XXI de Guatemala, Virgilio Álvarez Aragón publicó la nota llamada "Estado laico, religiosos políticos". La nota es bastante interesante por varias razones: la primera es que cabalmente se publique este tipo de opiniones cuando normalmente es tabú y objeto de censura lo que critique a la religión y/o las expresiones religiosas y es que viviendo en un país como Guatemala dónde creemos que todo lo religioso es intocable estas notas hacen retumbar los cimientos oscurantistas que a muchos, muchísimos, les quedan todavía. Desde ya un aplauso a Virgilio, a pesar que no tengo el gusto de conocerle ni saber respecto de sus creencias.
La segunda es que cabalmente en la nota se entrelazan los intereses políticos y religiosos: al político le interesa estar a la palestra y al religioso también. Ambos viven de su popularidad, su necesidad de ser y estar en el ámbito público, independientemente de si están en lo correcto o no. Eso poco importan, lo que importa es que las personas sepan de ellos y al parecer han encontrado el punto de equilibrio en el cual el político de turno participa de las distintas ceremonias religiosas en donde pueda estar y el religiosos lo puede criticar o apoyar como lo considere oportuno.
El tercer punto es nuestra falta de memorial: la religión y el Estado se separaron por un motivo: el mantenerlos unidos genera inseguridad jurídica, discriminación y abusos. Inseguridad porque hace que se entremezclen creencias y normas subjetivas con el poder cohercitivo y eso es muy peligroso ya que su aplicación queda al criterio del funcionario de turno; discriminación porque se atenderá a los intereses de la religión que esté en el poder, dejando de lado a las demás, y, abusos como consecuencia lógica de los anteriores. Olvidamos fácilmente y debemos defender el cumplimiento de las leyes por los funcionarios públicos ya que como acertadamente lo establece el artículo recomendado: "... el ciudadano que temporalmente ejerce el poder por voluntad popular puede practicar los ritos de sus creencias y, si le place, hacer su propio combo y mezclar las mayas con las católicas y las pentecostales, cuidándose, eso sí, de que sean prácticas privadas, y no actos públicos en los que las use para atraer hacia sus posiciones a esos practicantes y para difusión y divulgación de esas mismas prácticas."
2 comentarios:
Faltan cosas por "recordar" como la buena amistad entre Mussolini y la Iglesia, asi como con Hitler y el dictador catolico Franco.
Nada mas recordar cuando la iglesia tenia mas influencia ya estariamos muertos varios, tanto por publicar cosas asi como por comentarlas...
Tienes razón, muchos creyentes hablan de regresar a tiempos anteriores y "mejores" pero cuando se les recuerda que en esos tiempos la idea era crees (como yo quiero que creas) y haces (lo que yo quiero que hagas) sin libertades, allí es cuando ya replantean sus ideales de "tiempos mejores". saludos
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