Al parecer ese es el razonamiento del ex-sacerdote católico Alberto Cutié, quien:
Al día siguiente de estallar el nuevo escándalo (nuevas fotos con su amante) se apresuró a ofrecer una conferencia de prensa en la que anunció su marcha de la Iglesia católica apostólica y romana para pasarse a la episcopal, mucho más abierta, y en la que podría casarse. No podrá celebrar la eucaristía aún, pero sí predicar y ejercer otras funciones.
Es increíble la facilidad con la que esta persona deja de lado juramentos, intenciones, objetivos y, sobre todo, a las personas que confiaron en él... obviamente la condena de la Iglesia (para quién NO existe salvación fuera de sus normas), no se hizo esperar:
El arzobispo John C. Favalora dijo mostrarse "decepcionado", pues no había sabido nada de sus intenciones hasta el anuncio y le consideró ya separado de la Iglesia Católica Romana "al profesar fe y moral erróneas".
Y siguió: "El padre Cutié aún se encuentra obligado por su promesa a vivir una vida célibe, la cual él asumió con absoluta libertad en su ordenación. Sólo el Santo Padre puede dispensarle de dicha obligación".
Ésta es la misma Iglesia que en Italia a dicho a través de monseñor Crociata, refiriéndose al escándalo de Berlusconi:
"No juzgamos, allá cada uno con su conciencia".
¿Cuándo juzgar y cuándo no? solamente ellos sabrán, pero por lo pronto podríamos afirmar que es factible siempre y cuando se ajuste a sus intereses.
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