El Vaticano, Estado al que se le reconoce derechos y obligaciones internacionales como tal, tiene poder y soberanía sobre 0,439 km².
Recibe diplomáticos de los países con los cuales tiene relación y, como todos los otros Estados, puede rechazar a quienes considere que no llenan los requisitos como tales.
En ese orden de ideas, ha trascendido que ha rechazado a la propuesta de USA:
Caroline Kennedy quien es favorable al aborto, defensora de la investigación con células madre, al igual que el presidente Obama, junto con otros dos candidatos de quienes no se ha sabido el nombre. De hecho:
La agencia católica de noticias CNA reveló la semana pasada que los candidatos con los que Obama había tanteado al Vaticano no cumplían los "requisitos mínimos" del Papa en materia de asuntos sociales y científicos, sobre todo, "por su posición sobre el aborto".
Es decir que el Papa quiere que los otros Estados presenten diplomáticos que comparan sus propias ideas.
No dudo que el Vaticano está en su derecho de rechazar diplomáticos, pero si es cierta la postura, sujetaría a otros que sólo aceptará a quienes estén de acuerdo con lo que él piensa.
Por cierto, no es la primera vez que rechaza candidatos:
El año pasado, Francia trató de nombrar al periodista Denis Tillinac, católico pero divorciado, y al diplomático Jean-Loup Kuhn-Delforge, abiertamente homosexual. Ambos fueron rechazados. También fue vetado el ex ministro de justicia argentino Alberto Iribarne, por estar divorciado.
Un homosexual y dos divorciados. Situaciones eminentemente subjetivas, propias y prejuiciosas del Vaticano.
Habrá que ver si Obama decide enviar a diplomáticos que están de acuerdo con las políticas del Vaticano, pero en contra de las propias, aunque eso generaría un antecedente bastante riesgoso.
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