Hoy me enteré (*) de la siguiente nota:
Un grupo de stripers, como reacción al constante acoso del que son parte por la Iglesia New Beginnings Ministries, decidieron pagarles con la misma moneda y han ido a protestar frente a las instalaciones de la Iglesia .
Y es que de acuerdo con la nota, durante los últimos 4 años esta gente no sólo se ha dedicado a acosar a personal y clientes del centro nocturno, protestando y hablando de ellos, sino que se han dado a la tarea de grabar a los clientes y colgar los vídeos on line con la finalidad de salvar sus almas.
Esta actitud es precisamente lo aborrecible de la religión: nadie, absolutamente nadie, tiene el derecho de tratar de imponer sus creencias por sobre las demás. Sin embargo, esta es la constante religiosa. Según las declaraciones contenidas en la nota, el negocio trabaja de acuerdo a las normas legales que lo regulan pero eso no es suficiente para los fanáticos que consideran que tienen la obligación de salvar del infierno tanto a trabajadores como clientes... la cuestión es que nadie pidió ser salvado y es una decisión que han tomado los miembros de la Iglesia de forma unilateral, sin preguntar.
Afortunadamente, tal y como el dueño del negocio menciona, "The great thing about this country is that everyone has a right to believe what they want." (Lo grandioso de este país es que todos tienen derecho de creer lo que quieran) y no sólo en USA sino que en todos los países que medianamente se rijan por un Estado de Derecho. Es por ello que el mismo derecho existe para quienes crean como para quienes no crean y la misma protección legal debe de existir para ambos, de modo que ninguno pueda obligar al otro a aceptar sus creencias. La cuestión es que muchos creyentes consideran que tienen derecho, por el sólo hecho de ser creyente, de decirnos que somos malos per se por no compartir lo que ellos creen: mormones y testigos de Jehová tocando las puertas para llevarnos la salvación que no hemos pedido; pastores gritando a todo volumen que nos vamos a ir al infierno; curas haciendo procesiones y ritos públicos donde no se los hemos pedido... todos estos son injerencias abusivas a nuestra esfera de derecho y vulneran en mayor o menor medida nuestro derecho a la libertad de pensamiento, sobre todo cuando son avaladas por el propio Estado.
Bien por la protesta y esperemos que existan más reacciones de este tipo contra las absuivas injerencias religiosas.
(*) Gracias a Lucio Andres Miñones por la nota.
1 comentario:
ESTOY MUY DE ACUERDO EN QUE CADA PERSONA TIENE EL DERECHO DE PENSAR Y SENTIR Y ACTUAR COMO QUIERA, SIN HACER DAÑO O MOLESTAR AL PRÓJIMO.TODOS TENEMOS ASÍ MISMO EL DERECHO DE CREER O NO EN UN DIOS O UN INFIERNO, PERO NO PODEMOS BAJO NINGUNA CIRCUNSTANCIA QUERER IMPONERNOS. AHÍ SE DEMUESTRA QUE LO QUE SE PREDICA SOLO QUEDA EN PALABRAS.LA FE SE SIENTE, NO SE IMPONE. NO SOY ATEA NI CREYENTE,SOY UNA PERSONA QUE SOBREVIVE EN UN MUNDO LLENO DE CONTRADICCIONES. GRACIAS.
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