El verdadero objetivo de la Iglesia disfrazado por Benedicto XVI

... el Papa señala que el “objetivo de la misión de la Iglesia es en efecto iluminar con la luz del Evangelio a todos los pueblos en su camino histórico hacia Dios, para que en Él tengan su realización plena y su cumplimiento. Debemos sentir el ansia y la pasión por iluminar a todos los pueblos, con la luz de Cristo, que brilla en el rostro de la Iglesia, para que todos se reúnan en la única familia humana, bajo la paternidad amorosa de Dios”...

Benedicto XVI, mensaje titulado “Las naciones caminarán en su luz"

Obviamente NO importa que en suma (hindúes, judíos, musulmanes, budistas y otros) a la mayoría de seres humanos no les interese el "ser iluminados" por la Iglesia o conocer "la salvación" del Evangelio.

Lo único importante es que la Iglesia insiste en que es la "única familia humana, bajo la paternidad amorosa de Dios" (¿qué seremos los demás? ¿no humanos?) y que según ellos la supuesta salvación solamente se tendrá bajo el amparo de la Madre Iglesia y, por lo tanto y en cumplimiento de las órdenes de su Jefe Imaginario deben, por obligación, convencer a todos que son ellos (y no cualquier otro) que tiene la razón sobre una verdad intangible, variable, subjetiva e indemostrada.

Lo bueno es que todo se aclara un poco más con lo siguiente:

“... invito a todos a dar un signo creíble de comunión entre las Iglesias, con una ayuda económica, especialmente en la fase de crisis que está atravesando la humanidad, para colocar a las Iglesias locales en condición de iluminar a las gentes con el Evangelio de la caridad”

No hay duda que a más idiotas útiles fieles católicos, más ingresos recibirán en estos tiempos de crisis... el fanatismo religioso es directamente proporcional al crecimiento económico del charlatán de turno. Mientras más fanático el creyente, más dará al cura, pastor o embacuador sin oponerse o criticarlo.

Creo que este es el verdadero objetivo de la Iglesia ya que en un mundo donde día con día pierde terreno (leer este enlace críticamente) ante religiones menos estrictas, debe lanzar nuevas campañas evangelizadoras (como la ordenada en Aparecida, en donde todos los fieles católicos han sido nombrados misioneros) para tratar de atraer nuevos borregos a sus filas y, consecuentemente, más ingresos.

Cada cual que saque sus conclusiones, pero considero que las cartas están tiradas sobre la mesa y es cuestión de leerlas.