
Después de que se diera a conocer la propuesta de los satanistas, el estado fue inundado con peticiones de grupos para erigir monumentos a su propia fe, entre ellos hindúes y pastafarianos, una religión satírica que "rinde culto a" el Monstruo del Espagueti Volador.

Con este tema, resultará más que obvio la confirmación de otro dicho: cuando un religioso defiende la libertad de religión, defiende SU libertad de religión. De ese modo, los cristianos (incluyendo en el término a todos los que creen en que Jesús es hijo de dios), pregonarán por que se mantenga el monumento de los 10 mandamientos pero no el de Baphomet, porque ofende sus ideas.
Obviamente, para el correcto y debido respeto de las libertades, no debió existir monumento alguno ni satanista, ni cristiano, ni hindú, ni pastafari, ni maradoniano, ni ningún otro, en edificios públicos. Por ello:
La Unión Estadounidense de Libertades Civiles ha presentado una demanda por el monumento a los Diez Mandamientos de Oklahoma, calificándolo de un aval inconstitucional del gobierno a la religión.
Lo cual es cierto ya que no puede haber igualdad de trato, si se le da preeminencia a una religión o creencia sobre otra y el trato desigual por el Estado, es inconstitucional en nuestros países occidentales.
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