lunes, 4 de abril de 2011

De Terry Jones, los fanáticos musulmanes y demás alimañas

Terry Jones, pastor evangélico que quemó un Corán hace unos días y culpable indirecto de la oleada de muertes (al menos 20) y atentados ocurrido y derivados de esa acción en distintas partes del mundo árabe es el exacto ejemplo de intolerancia. Lo irónico de todo es que su idea no es demostrar que su creencia es correcta sino hacer ver que las de los demás están equivocadas, igual de equivocadas que la suya.

Según el diario La Razón, este loco quiere "... dar a conocer que «el islam y el Corán son los instrumentos en la tierra de la violencia, la muerte y el terrorismo»" Sin embargo basta con leer la Biblia para poder determinar que está plagada de citas que incitan a la violencia. Basta con ubicarse en el momento histórico correcto y fácilmente podremos determinar que lo que ocurre con el Islam ya ocurrió con el cristianismo, donde el fanatismo ciego llevaba a la muerte a quienes no compartían las ideas de los cristianos.

Jones quiere convencer al mundo que tiene razón, pero lo hace desde la cobarde protección de su suelo gringo ¿por qué no va a Medio Oriente a convencer a musulmanes que están equivocados?, ¿por qué no quema el Corán allí?, ¿acaso temen que le pase algo? bueno, si así fuera lo haría en cumplimiento de sus obligaciones como pastor y, en todo caso, no pasará nada que su Dios no quiera ¿o sí? las contradicciones entre lo que hace y lo que piensa son abismales.

Habrá que ver cuantos más participan de este circo en el cual Jones, este servilista mágico de un ser fantástico, se hace famoso a costa de la utilización de otros igual de fanáticos que él, pero más tontos aún. De hecho es un excelente ejemplo de cómo se pierde la capacidad de razonamiento cuando se está influenciado completamente por la religión. No importa si el manipulador comparte o no las creencias, lo que importa es cómo se utilizan para lograr un objetivo y eso es lo que Jones ha hecho. Sabía que su estupidez tendría una reacción violenta porque conoce al creyente, sabe que tocando la base de la creencia se tocan sentimientos e ideas profundas ligadas con nuestras ideas de sobrevivencia, al estar inculcadas y permanecer en esa misma escala de valores y eso ocurrió. La quema de un libro sagrado ha llevado a la muerte absurda de varias personas, inocentes al menos de estos hechos ¿alguien me dice qué tipo de dios bíblico, ya sea Alá o el dios cristiano, permite ese juego? Nuevamente queda demostrado que el único diablo que existe es el que vive en nuestros fanatismos, en nuestra propia humanidad y en la sin razón de creer algo a ciegas. Esa es nuestra verdadera condena, el actuar sin pensar, el no reaccionar como seres pensantes ante lo que está mal
Quemar un libro está mal, es una provocación pero es peor aún reaccionar violentamente, matando inocentes. De eso no hay duda alguna, sin embargo no pueden categorizarse a estos fanáticos en puestos distintos. Jones tenía conocimiento que podrían haber consecuencias al quemar el Corán, algo que explícitamente le advirtieron y no le importó. No nos engañemos, ambos tipos de fanáticos creen que están autorizados por su respectiva idea de dios para hacer todo, absolutamente todo, con tal de defenderla y eso es precisamente el riesgo del fanatismo.

Lo único cierto acá es que, parafraseando a Obama, asesinar gente inocente en nombre de un libro sagrado es una afrenta a la decencia humana y a la dignidad... cualquier libro sagrado y cualquier abuso, no sólo asesinar, es una afrenta hacia la propia humanidad y su capacidad de razonar. Eso no hay que olvidarlo. 

4 comentarios:

David Osorio dijo...

Terry Jones es un fanático. Pero su acto de "intolerancia" se ajusta al marco legal.

Los asesinatos, cometidos por ISLÁMICOS, de ninguna forma lo hacen. Además: asesinatos indiscriminados.

Hay que poner los focos en esos delirantes chiflados que violan no sólo las más mínimas reglas de decencia humana sino también las normas internacionales.

Pablo dijo...

Como dice David, la diferencia entre las dos acciones es su legalidad. Para empezar. Por supuesto que en Afganistán quemar un Corán es tan ilegal como matar a una persona, pero eso es justamente el quid de la cuestión. En la cultura islámica tradicional hay muchas cosas que son tanto o más graves que asesinar a una persona, lo cual es signo (para mí al menos) de que es una cultura con prioridades profundamente equivocadas. Culpables de los 20 muertos son los que los mataron. Si yo te insulto y vos me pegás un tiro, el culpable sos vos, no yo, aunque te haya insultado mucho, pero muchísimo, y aunque yo supiera que tienes un arma y que eres agresivo. Seré un tonto, pero culpable, no.

Jack Astron dijo...

¿Tengo o no derecho a quemar mis libros? A mí me parece que sí. Si no genero un incendio y no contamino el aire que respiran mis vecinos, no veo porqué no podría hacerlo. Son mis libros, y puedo hacer con ellos lo que se me venga en gana. Jones cometió una estupidez, pero no es nada comparado con el tipo de crimen infame al que nos tienen acostumbrados los musulmanes.

Unknown dijo...

Gracias por los comentarios, no dudo que los asesinatos de los fundamentalistas son obviamente ilegales ni dudo que la quema de un libro no lo es per se, sin embargo el punto que toco es que al creyente no le importan las consecuencias de sus actos si considera que está enmarcado dentro de lo que su dios le permite o le pide. Saludos