regresé después del descanso ganado,
por la injerencia de la Iglesia en el Estado.
A procesiones acudí sin desear,
varado en mí carro sin poder observar,
cuando lo que quería era con mí familia estar.
Poco importa al creyente,
si con su posición intransigente,
ocasiona algún daño o es hiriente.
Todo vale en su mundo de fantasía,
sufrir, morir, matar o estar contínuamente en agonía,
es su vivencia feliz y del día a día.
No tengo más que decir,
solamente vale la penda advertir,
que aquel que venera el sufrimiento,
puede causarlo en cualquier momento.
6 comentarios:
¡Hola, Señor de Xibalba!
¡Me gusta mucho tu trabajo!
Bravo, mi amigo! Muy bueno!
Hola:
¡Genial!
(Ideal para compartirlo)
Saludos.
Bayo
¿Puedo transmitirlo? mencionando su autoría, claro está.
Saludos.
Gracias por los comentarios.
Fue medio en broma pero seguro que lo pueden publicar si lo desean.
Saludos.
Estupendo poema.
salu2.
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