El día lunes en Genciencia se publicó un artículo llamado Basar la moral en la religión: un mal negocio. Básicamente el artículo se refiere a un experimento en el cual ciertos investigadores realizaron el siguiente
Se seleccionó a diversos grupos de estudiantes de cuarto y quinto grados para que jugaran a una serie de juegos matemáticos, midiéndose en todo momento cuánto tiempo invertían en jugar. En general, empleaban mucho tiempo en ellos.
Días más tarde, los psicólogos propusieron una norma a los niños: aquéllos que jugaran más tiempo tendrían más posibilidades de recibir una recompensa, un premio. Esta oferta provocó que los niños dedicarán todavía más tiempo a sus juegos.
Sin embargo, cuando los investigadores dejaron de ofrecer esta serie de recompensas a los niños, los niños perdieron casi todo el interés hacia los juegos en cuestión.
El resultado de esa investigación es por demás interesante ya que los creyentes consideran que las normas morales nacen de la religión, de preceptos divinos y que por lo tanto si la religión no existiera la humanidad carecería de normas morales.
Sin embargo, parece ser que han sido las religiones las que han predispuesto al ser humano a ligar la moral con la obtención de un premio, de modo que cuando dicho premio es insuficiente o absurdo, la norma moral puede incumplirse.
Finalmente la religión no enseña que uno debe ser "bueno" por que es lo correcto, sino que uno debe ser "bueno" por que en caso contrario habrá un castigo eterno o un premio eterno. La investigación establece que al momento de no existir ese premio o castigo la norma moral carece del atractivo de su cumplimiento.
Tomando eso en cuenta, la nota me llamó la atención en virtud que el día sábado por la mañana sucedió un accidente que me puso las cosas en persepctiva: atropellé a un motorista. Afortunadamente no pasó a más y después del susto, los trámites policiales y comprometerme a pagar la reparación de la moto y los gastos de recuperación del motociclista, todo terminó...
Cuando le conté a varios amigos creyentes lo primero que me preguntaron era por qué no me había dado a la fuga. Conociendo nuestras autoridades, su incompetencia y corrupción, no resulta ser una pregunta tan terrible como suena aunque sí me sorprendió mucho que personas que podría pensarse que son "morales" fácilmente podrían dejar a otro ser humano abandonado a su suerte.
Tengo la dicha de decir que ni siquiera se me pasó por la cabeza irme. Aunque estaba muy asustado por no saber que le iba a ocurrir a él o a mí, traté de prestarle toda la ayuda que podía y me quedé para afrontar las consecuencias de mis actos. Aquí y ahora.
Las normas morales y éticas son el producto de la interacción social y, muchas de ellas nacen de la famosa regla de oro: no hagas lo que no te gustaría que te hicieran a tí.
La religión se basa en un dogma: haz lo que te digo. Si me hace caso, tendrás un premio y si me desobedeces tendrás un castigo y de forma aleatoria ha secuestrado algunas normas nacidas de la interacción social y en algunos casos la regla de oro.
Aunque muchas veces el resultado será muy parecido, el origen del acto determinará la verdadera actitud que se tomará en circunstancias específicas.
Tomando como ejemplo lo que me ocurrió el creyente que lo considere oportuno podrá irse del accidente, total pide perdón a su Dios y todo arreglado. En mí caso tendría que perdonarme yo mismo por haber hecho algo incorrecto, algo indebido, algo inmoral... la diferencia es clara ya que de acuerdo a mí forma de pensar tengo que ser "bueno" pero no por un premio, sino que por que ser "bueno" es lo correcto.
Al final de cuentas el estudio concluye que cuando el premio por realizar algo se elimina, el esfuerzo por alcanzar ese algo se limita o simplemente desaparece. Viéndolo desde ese punto de vista, el creyente tendría razón en pensar que la religión dispararía la inmoralidad, p.e., pero lo haría en aquellos que han pasado su vida esperando ese premio más no en todos aquellos que cumplen con los preceptos morales por que es lo que nos permite vivir en sociedad y en respeto mutuo.
5 comentarios:
Supongo que a eso se debio su ausencia en estos días...bueno, su anecdota, muestra claramente lo falaz que es esa idea de que solo las personas creyentes en dios son o pueden ser morales, atribuirse la cualidad de "buenas personas", por su fe religiosa.
Muchos creyentes al ver nuestro comportamiento, ante estas situaciones, se atreven a llamarnos "pendejos" o "cobardes", otros en buena fe, dicen que hemos sido tocados por dios, no pueden concebir que nuestras acciones esten movidas por un desinteresado bien común, por responsabilidad, por humanidad, por compasión.
Cosas totalmente diferentes de las que a ellos los impulsa a ser el bien.
Saludos cordiales.
MAr_o
Hola querido Mar-o:
Efectivamente fue por eso la ausencia ya que entre la preocupación y las vueltas se me fue el tiempo.
Saludos
Pues si, yo siempre pense que ese sistema del premio y el castigo siempre terminaba por anular la moral cuando se quitaba ese mecanismo de motivacion, pero no sabia que existiera un estudio que lo comprobara,sabes por casualidad donde y quien realizo el estudio?
El estudio fue tomado de Genciencia, puedes dar clic en el link para que te redirija a la entrada.
Saludos
Fijate que me sentí muy identificado con tu experiencia, y ahora entiendo mejor ese episodio. En mi caso fue más serio porque atropellé a un ciclista con el carro, y lamentablemente falleció a los dias, pero lo que ahora analizo, es que a pesar que en esos tiempo aun era creyente, en ese momento decidí quedarme para llamar a una ambulancia y afrontar las consecuencias, y en ningún momento pasó por mi mente el castigo de dios, sino mi propia conciencia y no me refiero a la supuesta conciencia divina sino que yo no me podría perdonar el haberlo dejado a su suerte y que pudo haber sobrevivido si lo hubiera ayudado, por lo que hoy me siento tranquilo, porque hice lo que pude, mostre mi empatía como ser humano, cosa que nada tienen que ver con castigos o premios divinos.
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