jueves, 13 de agosto de 2009

¡El creyente es feliz si le dicen burro!

Existe un pasaje en la Biblia contenido en Mateo 21:1-11 que es leído por curas y pastores por igual para decirle burro al creyente.

El pasaje se refiere a la entrada de Jesús a Jerusalém en un pollino o burro y la analogía se realiza, acomodándose a las necesidades de cada caso, argumentando que el creyente debe ser humilde, trabajador, abnegado, consecuente y orgulloso de portar a Jesús como el burro.

El creyente debe ser como el burro, específicamente ese burro. Un burro.

Podría ir de creyente en creyente diciéndole que debe ser como un burro, aclarando que me refiero al burro que según ese pasaje entró a Jesús a Jerusalem y el creyente estaría feliz del mismo modo que está feliz cuando le dicen oveja.

¿Por qué? en cualquier caso normal el creyente se enojaría si le llaman burro, pero acepta que se le diga de esta forma si quién lo hace se refiere a la Biblia.

Creo que la respuesta es sencilla: el creyente no quiere pensar, razonar y/o evaluar sus creencias. Por ello simplemente acepta lo derivado de la Biblia sin chistar aunque sea una comparación absurda y ofensiva como en este caso, del mismo modo que acepta que la Biblia contenga pasajes misóginos, falsos, absurdos, violentos, etcétera.

No importa si la postura de la religión es lógica o discriminatoria.

No importa si genera diferencias irreconciliables con otras personas por motivos infundados.

Y, en casos extremos, no importa si por defenderla o hacerla valer debe morir o matar.

Lo importante es cumplir y aceptar lo que se le dice (por escrito en la Biblia o a través de los supuestos representantes de Dios) total ¿para qué pensar si otro lo hace por él?

1 comentario:

Anónimo dijo...

Hola, sobre las declaraciones de Pedro Almodóvar contra la iglesia católica en Alemania, yo preferiría que el director de cine aprendiese de Rociito y Antonio David, y solicitase la nulidad bautismal.