lunes, 17 de febrero de 2014

Dick Swaab y cómo nuestro cerebro nos juega bromas, incluso antes de morir...

Hoy apareció el artículo en 20minutos.es titulado: "Las experiencias cercanas a la muerte están causadas por una anomalía cerebral", el cual contiene un pequeñísimo (demasiado tal vez) resumen de las ideas de Dick Swaab, catedrático de Neurobiología de la Universidad de Amsterdam y ex-director del Instituto Holandés de Investigaciones Cerebrales.

Dick Swaab elaboró el libro llamado "Somos nuestro cerebro. Cómo amamos, sufrimos y pensamos" y, entre otras ideas, según él y un equipo de investigadores, ha logrado determinar que la luz al final del túnel, no es nada más que la falta de riego sanguíneo en el globo ocular, lo cual haría perder la visión periférica y únicamente se ve una luz en el centro del ojo; por su parte, esa sensación de flotar fuera del cuerpo ha sido atribuida , "la zona -del cerebro- del giro angular responsable de la sensación del equilibrio, no tiene suficiente oxígeno".

El punto es que según el estudio, ha logrado comprobar su hipótesis induciendo en un medio controlado y (obviamente) sin que se esté muriendo, las mismas "alucinaciones" que ocurren y que son del dominio popular cuando se está en el umbral de la muerte... claro que sus conclusiones deben ser debidamente corroboradas y reproducidas por otros científicos, pero ¿cuántas otras situaciones fantásticas o milagrosas aceptamos simplemente porqué no sabemos el motivo real y lógico? estas explicaciones ya venían especulándose desde hace tiempo atrás, sin embargo, hasta donde sé, ha sido Swaab quien ha publicado por primera un ensayo de éste tipo, debidamente sustentado con las pruebas para tomarlo como serio. Lo importante de ello es que cualquier otro científico que no le crea, puede comprobar los resultados repitiendo los mismos pasos que Swaab ha realizado... el tiempo le dará o no la razón. pero si hay algo que es indiscutible es que conocemos muy poco de nosotros mismos, nuestro cerebro ha sido y es un misterio... es más, hasta no hace muchos años se pudo establecer que nuestro cerebro nos ayuda a entender nuestro entorno dándonos respuestas que muchas veces no son las correctas, pero que sirven para que entendamos lo que nos rodea. Nuestro trabajo es aprender a diferenciar la información que nuestro cerebro nos proporciona y analizar cuál es verdadera y cuál no, ello nos ayudará a entender nuestro entorno y de esa forma tomar las decisiones correctas en nuestro diario camino.

Nuestro cerebro nos juega bromas (algunas más pesadas que otras) y nos brinda información que puede ser útil, pero no correcta. Puede que sea algo útil el efecto de paz y serenidad a la hora de la muerte que esa "anomalía" nos brinda, ese efecto de no quedar en "blanco" sin saber qué ocurrirá, sino ver algo más... algo que muchas personas esperan durante toda su vida,... pero ello no significa que sea cierto, mucho menos un indicio de una vida después de la muerte. ¡No por desear algo, se hace realidad!


1 comentario:

Anónimo dijo...

Yo no creo en Dios por un deseo infantil o sueño de inmortalidad, lo cual me hubiera llevado a forzar mi cerebro a creer en Él y suceder lo que este artículo propone, pero si creo en Dios es porque a través de la razón he llegado a comprobar que ciertamente Él existe, y asimismo he llegado a la conclusión de que la religión católica es la única y verdadera.
Sobre las experiencias cercanas a la muerte, he de decir que en muchas ocasiones sí pueden ser alucinaciones por el estado en que se encuentra la persona, digo en muchas porque puede haber excepciones. La doctrina católica nos enseña que al morir empieza el juicio, esto es que sucede al estar muerto totalmente, no al estar cerca de serlo, y de muerto no se puede volver ya a la vida, solo se puede ir al Cielo, al Infierno o bien al Purgatorio, aunque puede haber algún caso muy excepcional en el que Dios, por su Voluntad y Misericordia, haya decidido devolver algún muerto a la vida, pero repito que muy excepcionalmente.