Cerremos San Valentín con una frase del biólogo Ambrosio García Leal:
"[el amor romántico] no es más que la versión humana del vínculo de pareja que ha evolucionado en muchas otras especies monógamas, desde los gibones hasta los escarabajos enterradores. Por supuesto, a nosotros nos gusta elevarlo a la categoría de sentimiento, por encima del simple instinto, pero lo cierto es que, a efectos de aptitud darwiniana, nuestro vínculo de pareja es comparable al de cualquier otra especie monógama."
Nota completa en ilevolucionista
Lo que pasa es que, como normalmente ocurre, creemos que lo que sentimos debe tener una conotación más importante de lo que en verdad tiene y que conste el amor es importante pero su importancia no se debería entender como el de un fin en sí mismo o algo supraterrenal sino que deriva de situaciones completamente distintas a las que le queremos dar. Es un instinto ganado gracias a la evolución para, entre otras situaciones, poder centrar esfuerzos en una sola pareja y lograr así mejores resultados a través de la cooperación mutua así como garantizar (en lo que se puede) que nuestros genes serán transmitidos. No por eso es menos, sino más importante de lo que en verdad se cree ya que sienta las bases reales de una sana convivencia, de respeto mutuo y de colaboración sin necesidad de explicaciones poéticas.
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