El idiota útil religioso. Parte VI.

9-Si un idiota se te rebela porque se ha dado cuenta de que lo es no seas piadoso con él. Margínalo si hace falta diciendo que es un enemigo para tu pueblo (la masa de idiotas- tu masa de idiotas).

Dios es bueno, pero es Justo.

Salmo 145 (144):17 Yahveh es justo en todos sus caminos, en todas sus obras amoroso;
18 cerca está Yahveh de los que le invocan, de todos los que le invocan con verdad.
19 El cumple el deseo de los que le temen, escucha su clamor y los libera;
20 guarda Yahveh a cuantos le aman, a todos los impíos extermina.

Bajo esta idea y varias más, se garantiza que cualquier castigo está permitido.

Bíblicamente los castigos eran aquí y ahora y directamente infringidos por Dios. Por mencionar de forma aleatoria algunos grandes castigos bíblicos:
La expulsión de Adán y Eva del Paraíso, el Diluvio, lluvia de fuego sobre Sodoma y Gomorra, el castigo a los egipcios y la consecuente la salida de los Israelitas de Egipto, el castigo a los israelitas en el desierto por Moisés al haber adorado a un becerro de oro, etcétera, etcétera…

Pasado el tiempo la facultad de castigar pasa de Dios a sus escogidos y de este modo en la historia de la religión se puede determinar que todos aquellos que no creían en la religión de turno, eran obligados a creer o, en su defecto, pagaban las consecuencias: desde las persecuciones de los propios cristianos entre sí en las primeras etapas del cristianismo, pasando por la Cruzadas, toda la etapa del oscurantismo, la Inquisición, la persecución a los protestantes, llegando hasta las conquistas del Nuevo Mundo en toda América que incluyó como activos misioneros a católicos como a protestantes.

Actualmente (a excepción de algunas sectas) el castigo es moral y psicológico: se somete al fiel a una serie de presiones psicológicas para que cumpla amenazándolo con la expulsión de la iglesia y, en consecuencia, con el castigo eterno.

Cada una de las religiones tiene su propia gama de castigos que son (y deben ser) aceptados por los creyentes.... finalmente ¿qué son los rezos después de una confesión?, ¿qué son ciertas enfermedades que pueden ser curadas por “sanadores”?... lo importante es dejarle plasmado al creyente la falsa idea de acción-reacción ligada con hacer algo prohibido-castigo religioso, la cual está sumamente arraigada en el creyente.

Si estás de su lado, todos los demás serán castigados:

Eclesiástico 10:13 Que el comienzo del orgullo es el pecado, el que se agarra a él vierte abominación. Por eso les dio el Señor asombrosos castigos, y les abatió hasta aniquilarlos.

No importa ser castigado, ya que la recompensa, si confías en Dios, es la salvación eterna:

Salmo 118 (117): 17 No, no he de morir, que viviré, y contaré las obras de Yahveh;
18 me castigó, me castigó Yahveh, pero a la muerte no me entregó.

Así que déjate hacer y déjate llevar por Él… o ¿acaso quieres ser castigado para siempre, sufriendo cosas indecibles? y, efectivamente son tan indecibles que nadie las conoce, nadie las ha visto y nadie está seguro de ellas aunque para el creyente, eso es lo de menos.

10-Por último nunca te olvides que debes decir que trabajas para tu pueblo, no para tí. Esto, además, te servirá para conocer qué idiotas han dejado de serlo, pues aquellos que se den cuenta de tu juego habrán dejado de pensar con el corazón y lo harán con la cabeza. En ese caso no se te olvide aplicar el punto nueve.

Ninguna persona en el ejercicio religioso dirá o aceptará hacer algo en beneficio propio: o es para Dios o es para el prójimo.

Esto viene del propio Jesús quién en sacrificio máximo se martirizó por todos:

Lucas 22:19 Tomó luego pan, y, dadas las gracias, lo partió y se lo dio diciendo: Este es mi cuerpo que es entregado por vosotros; haced esto en recuerdo mío.»
20 De igual modo, después de cenar, la copa, diciendo: «Esta copa es la Nueva Alianza en mi sangre, que es derramada por vosotros. »

De este modo los elegidos de Dios para que prediquen su palabra solamente lo imitan aunque claro que eso no quita que se forren los bolsillos con ofrendas, diezmos, donaciones, etcétera.

Los elegidos de Dios sufren mucho. Ellos se pasan toda la vida rezando y orando, no solo por ellos mismos, sino también por sus fieles y velando porque sus ovejas no se salgan del redil manteniéndolas a todas en las creencias uniformes, en la fe.

El mejor ejemplo de dichos elegidos sufrientes es Pablo:

Corintios 1:24 Ahora me alegro por los padecimientos que soporto por vosotros, y completo en mi carne lo que falta a las tribulaciones de Cristo, en favor de su Cuerpo, que es la Iglesia,
25 de la cual he llegado a ser ministro, conforme a la misión que Dios me concedió en orden a vosotros para dar cumplimiento a la Palabra de Dios,…

Colosenses 2:1 Quiero que sepáis qué dura lucha estoy sosteniendo por vosotros

Partiendo de él ha habido de todo: desde terribles estigmas físicos hasta revelaciones en sueños que pondrían a temblar a cualquiera.

Claro está que eso es una bendición y todo es por el pueblo de Dios ¿Acaso es culpa del elegido que debe ser mantenido económicamente por sus fieles? Claro que no, ya que trabaja para ellos y es el intermediario de Dios.

Al final de cuentas los creyentes han aceptado desde su inicio y continúan aceptando indudablemente (gracias a la costumbre, al efecto Halo, a las tradiciones, a la fe) que aquellos que tienen sotána, hábito o que andan con una Biblia bajo el brazo indefectiblemente son enviados de Dios y por ello, son buenos y buscarán lo mejor para mí. Esta idea ha llevado a tantos abusos por parte de dichos enviados.